Sobre Teluria

Teluria no nació como marca, sino como una forma de escucha.
Escucha de los materiales, del pulso vegetal del bosque, del cobre que respira lento.

Aquí, entre los lagos y volcanes del sur de Chile, elegí echar raíces y habitar un ritmo distinto: más cercano a la tierra, a sus ciclos, a sus secretos.

Soy Paulina Ibarra, y trabajo con tiempo, con procesos que no se apuran, con materias recolectadas a mano, con memorias minerales y orgánicas.

Recojo hongos, hojas, cortezas, piedras… y las convierto en piezas únicas, en objetos que pueden habitar el cuerpo o el espacio, que cruzan la joyería, la escultura y la artesanía ritual.

Usando la técnica del electroformado en cobre, revisto lentamente elementos orgánicos con una capa de cobre puro, preservando sus texturas más sutiles, incluso aquellas que apenas el ojo percibe. A veces combino esta alquimia con engastes, resinas, pátinas o pigmentos, siempre en busca de realzar lo que la naturaleza ya ofrecía, una imperfección perfecta.

No produzco en serie, no sigo moldes.
Cada obra nace de caminatas lentas, de decisiones vitales que abrazan lo orgánico, lo transformador.

Así se manifiesta Teluria:
Como un taller habitado por minerales y memorias,
como un lenguaje donde el cobre aprende a decir lo que la naturaleza susurra.
Un lugar donde el tiempo no se mide en minutos,
sino en capas, en texturas, en reverberaciones.